El Camello y el Ojo de la Aguja: La Crítica Radical de Jesús a la Riqueza

Estimada comunidad de 'Ciencia Bíblica', hay frases en los Evangelios que se han incrustado tan profundamente en nuestra cultura que corren el riesgo de perder su filo original. Pocas imágenes son tan potentes y, a la vez, tan domesticadas como la del camello pasando por el ojo de una aguja. La hemos oído en sermones, leído en libros y quizás hasta la hemos usado nosotros mismos. Pero, ¿qué significaba realmente en boca de un maestro judío del siglo I? A lo largo de los siglos, se han propuesto todo tipo de interpretaciones para suavizar su radicalidad: que si el "ojo de la aguja" era una puerta pequeña en Jerusalén, que si "camello" en realidad significaba "cuerda"...

En este nuevo análisis, les invito a que me acompañen a desmantelar estas lecturas posteriores para reconstruir el significado original del dicho en su propio mundo. La clave está en el contexto. Ahora, profundizaremos mucho más, aplicando las herramientas de la filología, la historia y la crítica literaria para demostrar que esta no es una metáfora amable, sino una hipérbole deliberada y provocadora, diseñada para generar una crisis en el oyente sobre la relación entre la riqueza y el Reino de Dios.

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"¿Camello" o "Cuerda"? Desmontando Mitos con la Evidencia de los Manuscritos

El primer paso en cualquier exégesis rigurosa es un análisis preciso del lenguaje original. El dicho, tal como aparece en los Evangelios sinópticos, utiliza términos griegos muy claros. La expresión para "el ojo de una aguja" es τρῆμα ῥαφίδος (trēma rhaphídos) o τρύπημα ῥαφίδος (trýpēma rhaphídos), que inequívocamente significa "el agujero de una aguja de coser". Este uso se confirma en fuentes no bíblicas de la época, como papiros médicos, por lo que no hay ambigüedad aquí.

La controversia surge con la palabra para "camello": κάμηλος (kámēlos). Durante siglos, ha circulado una teoría popular que sugiere que la palabra original no era kámēlos (camello), sino κάμιλος (kámilos), un término griego que significa "cuerda gruesa" o "maroma". Esta lectura, ciertamente, suavizaría la imagen: la idea de una cuerda gruesa pasando por el ojo de una aguja es difícil, pero no tan absurdamente imposible como la de un camello.

Sin embargo, cuando aplicamos los principios de la crítica textual —la ciencia que reconstruye el texto más antiguo y fiable a partir de los manuscritos disponibles—, esta teoría se desmorona por completo.

Marcos 10:25, Códice Vaticano, palabra ΚΑΜΗΛΟΝ, explicación por el profesor Yamid Jurado director de la página de estudios académicos de la biblia Ciencia Bíblica.
Marcos 10:25 en el Códice Vaticano (s. IV d.C.). La palabra resaltada es ΚΑΜΗΛΟΝ (KAMĒLON), la forma acusativa de "camello". La evidencia de los manuscritos más antiguos y fiables es unánime en este punto, descartando la variante "cuerda".


Como señala el célebre erudito Bruce Metzger en su comentario textual del Nuevo Testamento griego, la variante kámilos (cuerda) solo aparece en manuscritos tardíos y de menor calidad. Por el contrario, los testigos más antiguos y fiables, como el Códice Sinaítico y el Códice Vaticano (ambos del siglo IV d.C.), leen sin lugar a dudas kámēlos (camello). En la crítica textual, el principio fundamental es que las lecturas de los manuscritos más antiguos suelen ser preferibles. Además, es mucho más probable que un copista posterior, perplejo por la dureza de la imagen, cambiara deliberadamente "camello" por "cuerda" para hacerla más lógica, que a la inversa.

Por lo tanto, la evidencia textual es abrumadora: el texto original hablaba de un camello literal y del agujero literal de una aguja de coser. No hay puertas pequeñas ni cuerdas gruesas. La imagen fue diseñada para ser deliberadamente desproporcionada e impactante. Entender por qué Jesús usaría una imagen tan extrema es el siguiente paso de nuestra investigación. Si desea profundizar en cómo los especialistas analizan estas variantes en los textos antiguos, puede consultar nuestro artículo sobre el secreto oculto en los manuscritos de Marcos 1:41.

Una Hipérbole para lo Imposible: El Dicho en su Contexto Literario y Judío

Una vez que hemos establecido, a través de la evidencia textual, que Jesús se refería a un camello literal y al ojo de una aguja de coser, debemos preguntarnos: ¿Qué tipo de lenguaje es este? La respuesta es que estamos ante una hipérbole, una figura retórica que consiste en una exageración deliberada para enfatizar un punto, no para ser tomada de forma literal. Lejos de ser una invención extraña o única de Jesús, este tipo específico de hipérbole pertenece a un repertorio retórico bien conocido en el mundo semítico y, particularmente, en la tradición de enseñanza judía.

La idea de usar la imagen de un animal grande intentando pasar por un lugar extremadamente estrecho para expresar lo imposible no era ajena a los oídos de una audiencia del siglo I. De hecho, encontramos un paralelo casi idéntico en una fuente posterior, pero de inmenso valor: el Talmud de Babilonia. Es crucial ser metodológicamente precisos aquí: el Talmud es una vasta compilación de la ley y la tradición oral judía cuya redacción final tuvo lugar mucho después, entre los siglos V y VI d.C. Sin embargo, su valor para nosotros reside en que preserva estratos de tradiciones mucho más antiguas. Los eruditos utilizan la "crítica de la tradición" (Traditionsgeschichte) para analizar estos textos, reconociendo que, aunque la compilación es tardía, muchos de los dichos y las formas retóricas que contiene se remontan al período del Segundo Templo y a los primeros sabios rabínicos.

En este caso, el Talmud nos informa que, al discutir la interpretación de los sueños, los rabinos consideraban imposible que a una persona se le mostrara "una palmera de oro o un elefante pasando por el ojo de una aguja" (Tratado Berajot 55b; también en Baba Metzia 38b). Este paralelo es de una importancia crucial, no porque Jesús citara este texto, sino porque demuestra que la estructura de la hipérbole (un animal enorme y el ojo de una aguja) era una forma de hablar reconocida y culturalmente resonante dentro del judaísmo para ilustrar lo absurdo y lo imposible. El punto de la imagen no es que sea "difícil", sino que es, desde una perspectiva humana, sencillamente imposible. Jesús, por tanto, no está creando una metáfora extraña, sino que está utilizando una herramienta de enseñanza judía, un modismo culturalmente resonante, para generar un impacto máximo en sus oyentes.

Desde una perspectiva literaria, este dicho no es una sentencia aislada, sino que ocupa la posición culminante (Spitzenstellung) en la narrativa del encuentro con el hombre rico (Marcos 10:17-22 y sus paralelos). La hipérbole funciona como la explicación teológica del fracaso de este hombre: su riqueza no es un impedimento neutro que se pueda gestionar, sino un obstáculo activo y aparentemente insuperable que compite con la lealtad total que exige el Reino de Dios. La radicalidad de la imagen tiene éxito: los propios discípulos quedan conmocionados y preguntan: "¿Quién entonces podrá salvarse?". Esta reacción de asombro es precisamente lo que la hipérbole busca provocar, abriendo la puerta para la resolución teológica final de Jesús, que exploraremos más adelante: "Para los hombres es imposible, mas para Dios no".

La Riqueza bajo el Imperio: ¿Bendición Divina u Opresión Romana?

La hipérbole del camello y la aguja no solo es una proeza retórica, sino también una profunda crítica social. Para captar su alcance, debemos sumergirnos en la compleja y a menudo ambivalente visión que la sociedad judía del siglo I tenía sobre la riqueza. Por un lado, la tradición sapiencial, presente en libros como Proverbios, a menudo veía la prosperidad material como una señal de la bendición de Dios y el resultado de una vida justa y trabajadora. Por otro lado, la tradición profética, desde Amós hasta Juan el Bautista, y las corrientes más sectarias como la de Qumrán, asociaban la acumulación de grandes fortunas con la opresión, la injusticia y el abandono de la Torá.

Este recelo hacia la riqueza se explica, en parte, por el modelo socioeconómico que los antropólogos sociales, como Gerhard Lenski, denominan una "sociedad de bien limitado" (limited good society). En una economía agraria y preindustrial como la de la Judea y Galilea del siglo I, se percibía que los recursos (tierra, agua, alimentos) eran finitos y escasos. En este sistema, la ganancia exorbitante de una persona no se veía como el resultado de la creación de nueva riqueza, sino necesariamente como la pérdida de otra. La acumulación de una gran fortuna por parte de un individuo o una familia generaba, por tanto, una profunda desconfianza social, ya que se asumía que se había logrado a expensas de la comunidad.

Esta percepción se agudizaba por la realidad económica de la mayoría de la población. La riqueza estaba concentrada en la tierra, y un sistema de deudas e impuestos cada vez más oneroso provocaba que muchos pequeños campesinos perdieran sus tierras ancestrales, que pasaban a manos de grandes terratenientes. Este proceso de endeudamiento y expropiación no solo era una catástrofe económica, sino también una crisis teológica, pues la tierra estaba intrínsecamente ligada al pacto y a la herencia divina de las tribus de Israel. La desproporción de la riqueza, por tanto, no era vista como un simple desequilibrio, sino como una perversión del orden social y divino.

A un nivel más profundo y políticamente cargado, la crítica a la riqueza en la Judea del siglo I es inseparable de una crítica al orden imperial romano. Como argumentan eruditos como Warren Carter y Richard A. Horsley, la acumulación de grandes fortunas por parte de la élite local —principalmente las familias saduceas y herodianas— no era posible en un vacío. A menudo era el resultado directo de la colaboración con el sistema económico y político de Roma. Esta élite aristocrática actuaba como mediadora del poder imperial, manteniendo su estatus y opulencia a cambio de garantizar la paz y, sobre todo, el flujo constante de tributos hacia Roma.

Por tanto, la advertencia de Jesús sobre los peligros de la riqueza no se dirige únicamente a la piedad individual o al riesgo de la avaricia personal. Es una crítica que, de manera indirecta pero potente, desafía las estructuras de poder que perpetuaban la "espiral de violencia" económica y social del imperio. En un mundo donde la mayoría de la población vivía en un nivel de subsistencia, la opulencia de unos pocos era un recordatorio constante de la opresión política y económica. Criticar la riqueza era, en esencia, criticar el sistema imperial que la producía, la protegía y la concentraba en pocas manos. Esta dura realidad del poder romano, que se manifestaba no solo económicamente sino también a través de la violencia física, se puede explorar más a fondo en nuestro análisis sobre los métodos y el simbolismo de la crucifixión romana.

Un Debate Interno: Jesús y la Justicia Social en el Judaísmo del Segundo Templo

Uno de los errores metodológicos más graves y persistentes en la interpretación de pasajes como este es leerlos como una crítica al judaísmo per se. Esta lectura crea una falsa dicotomía entre un supuesto "judaísmo legalista y materialista" y un "cristianismo de la gracia y la pobreza". Sin embargo, desde una perspectiva histórico-crítica, esta oposición es insostenible. Como argumentan eruditos como David Flusser y Geza Vermes, Jesús de Nazaret opera como un maestro judío, participando activamente en los debates internos de su propia tradición. La tensión que revela el dicho no es entre "cristianismo" y "judaísmo", sino entre dos visiones que coexistían dentro del propio judaísmo del Segundo Templo.

Lejos de ser una idea ajena, la crítica a la riqueza y la defensa apasionada de los pobres están profundamente arraigadas en el corazón mismo de la Torá y su interpretación a lo largo de los siglos. La ley mosaica contiene numerosas provisiones para proteger al vulnerable: prohíbe el cobro de intereses a los pobres (Éxodo 22:25), establece el derecho de los desposeídos a espigar los campos (Levítico 19:9-10) y exige la liberación de las deudas y la tierra en el año del Jubileo (Levítico 25).

Esta ética de la justicia social fue amplificada por los profetas de Israel, quienes denunciaron con vehemencia la opulencia de las élites que se enriquecían a costa de los pobres. Y esta tradición no desapareció, sino que se intensificó en el período del Segundo Templo. Fuentes rabínicas tempranas, que preservan estas tradiciones legales, son explícitas. El Mekhilta de-Rabbi Ishmael, un comentario sobre el libro del Éxodo, condena vehementemente el préstamo con interés a los pobres. El tratado Sifra, un comentario sobre Levítico, enfatiza la responsabilidad comunal para evitar la indigencia. Y la Tosefta (una colección de leyes paralela a la Mishná) en el tratado Peah 4:18 establece complejas y detalladas regulaciones para asegurar que los pobres reciban su parte justa de la cosecha.

Jesús, por tanto, no está introduciendo una idea nueva o extraña. Se ubica firmemente en la línea de los "profetas radicales apocalípticos" de su tiempo, cuya crítica a la élite económica resuena con la de los esenios de Qumrán y con la tradición legal que protege al vulnerable. Su enseñanza sobre la riqueza no es un ataque al judaísmo, sino una participación radical en un debate intra-judío sobre cómo vivir fielmente la Torá en un contexto de opresión económica y política. Su voz es una entre varias que, desde dentro de la tradición, llamaban a una forma de justicia más profunda y a una lealtad incondicional a Dios por encima de las seguridades materiales. La diversidad de pensamiento en esta época era inmensa, y comprenderla es clave para entender el surgimiento tanto del cristianismo como del judaísmo rabínico, como exploramos en nuestro artículo sobre la transformación del judaísmo tras la caída de Jerusalén.

La Perspectiva de Cada Evangelista: Adaptando el Mensaje

El dicho sobre el camello y la aguja, junto con la historia del hombre rico que lo precede, no es simplemente copiado por los evangelistas sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas), sino que cada uno lo adapta y lo enmarca para que resuene con su propia teología y las necesidades de su comunidad. Aplicando la crítica de la redacción (Redaktionsgeschichte), podemos observar estas sutiles pero significativas diferencias editoriales.

  • Marcos: La Exigencia Radical del Discipulado En el Evangelio de Marcos, considerado por la mayoría de los eruditos como el más antiguo, el relato funciona como un ejemplo paradigmático de las radicales exigencias del discipulado. Como señala el especialista Joel Marcus, el enfoque de Marcos está en el seguimiento incondicional de Jesús. La incapacidad del hombre rico para abandonar sus posesiones no es solo un fracaso moral, sino una demostración de que la riqueza funciona como un "dios rival" que impide seguir a Jesús. La historia, por tanto, sirve como una advertencia contundente para la comunidad marcana sobre los obstáculos que se interponen en el camino del verdadero discípulo.

  • Mateo: La Búsqueda de una "Justicia Mayor" Mateo, escribiendo para una comunidad judeocristiana, enmarca la historia dentro de su gran tema de la "justicia mayor" que la de los escribas y fariseos (Mateo 5:20). El hombre rico ha cumplido los mandamientos básicos, pero Jesús lo llama a un nivel superior de perfección: venderlo todo y darlo a los pobres. Como analiza el erudito Ulrich Luz, para Mateo, la riqueza no es intrínsecamente mala, pero se convierte en un ídolo que impide alcanzar la justicia del Reino, que se manifiesta en la misericordia y la solidaridad con los necesitados. La historia se convierte en una ilustración práctica de lo que significa ir más allá de la letra de la ley.

  • Lucas: La Teología de la Inversión Social Lucas, con su bien conocido énfasis en los pobres y los marginados (lo que los especialistas llaman su Sondergut o "material especial"), utiliza el relato para subrayar uno de los pilares de su teología: la "gran inversión" del Reino de Dios. En el evangelio de Lucas, el Reino invierte las jerarquías sociales del mundo: "los últimos serán los primeros, y los primeros, últimos" (Lucas 13:30). La historia del rico que no puede entrar en el Reino es el contrapunto perfecto a las bienaventuranzas de los pobres (Lucas 6:20). Como demostró el influyente erudito Hans Conzelmann, para Lucas, la riqueza es un peligro inmenso porque aísla a las personas de la comunidad y de la dependencia de Dios. La renuncia a ella no es solo un acto de piedad, sino una entrada real en la nueva economía del Reino, donde el valor se mide por la generosidad y no por la acumulación.

Así, aunque la historia y el dicho central son los mismos, cada evangelista lo convierte en una lente a través de la cual su comunidad puede entender mejor las implicaciones del evangelio para su propio contexto.

6. La Historia de sus Interpretaciones: Intentos de Domesticar lo Radical

La radicalidad del dicho sobre el camello y el ojo de la aguja ha sido tan incómoda a lo largo de la historia que ha generado una fascinante serie de interpretaciones que intentan, de una forma u otra, "domesticar" su mensaje. Esta historia de la recepción (Wirkungsgeschichte) nos dice tanto sobre los intérpretes como sobre el texto mismo.

  • La Suavización Apologética: El Mito de la "Puerta del Camello" La explicación más famosa y persistente es, sin duda, la que afirma que el "ojo de la aguja" no era una aguja de coser, sino una pequeña puerta en las murallas de Jerusalén por la que un camello solo podía pasar si se arrodillaba y se le quitaba toda su carga. Esta interpretación es atractiva porque convierte la imposibilidad en una metáfora sobre la humildad y el despojo. Sin embargo, tiene un problema fundamental: es un anacronismo sin ninguna base arqueológica ni textual. No hay evidencia de la existencia de tal puerta en el siglo I, y la idea aparece por primera vez en comentarios cristianos mucho más tardíos, alrededor del siglo IX. Es un intento piadoso, pero históricamente infundado, de suavizar el dicho.

  • Lecturas en la Tradición Cristiana Los Padres de la Iglesia, como San Jerónimo y San Agustín, interpretaron el dicho en el marco de la renuncia ascética, viéndolo como un llamado a la vida monástica y al abandono total de los bienes terrenales. Siglos más tarde, durante la Reforma, figuras como Martín Lutero y Juan Calvino utilizaron este pasaje para criticar la opulencia y la corrupción de la Iglesia Romana, así como las prácticas económicas emergentes en el protocapitalismo que, a su juicio, contradecían la ética del Evangelio.

Conclusión: La Incompatibilidad entre la Riqueza y el Reino de Dios

Hemos llegado al final de nuestro análisis, y ahora podemos afirmar con rigor que el dicho del camello y el ojo de la aguja, lejos de ser una metáfora amable, constituye una hipérbole profética de clara raíz semítica, enmarcada en un debate intra-judío sobre la justicia, la posesión y la escatología.

Su fuerza no reside en describir la dificultad moral de ser rico, sino en dramatizar la incompatibilidad estructural entre el apego a los bienes y la lógica radical del Reino de Dios. La imposibilidad de la imagen es el mensaje. Para los hombres, aferrados a la economía del mundo, es imposible. La solución, como concluye Jesús, no es un esfuerzo humano, sino una posibilidad que solo Dios puede abrir: "Para los hombres es imposible, mas para Dios no; porque todas las cosas son posibles para Dios" (Marcos 10:27). Esta frase no anula la crítica a la riqueza, sino que la sitúa en su verdadera dimensión: la entrada en el Reino requiere una reorientación tan radical que equivale a un milagro, una nueva creación posibilitada solo por la gracia divina.

Las interpretaciones posteriores que suavizan, apologizan o desvinculan el dicho de su matriz judía no solo empobrecen su contenido, sino que perpetúan lecturas dogmáticas que no se sostienen ante un análisis histórico-crítico. Solo una exégesis aconfesional y filológicamente informada nos permite recuperar la dimensión profética y disruptiva de una enseñanza que sigue confrontando las economías teológicas de todo tiempo.

Lecturas Recomendadas para Profundizar

Para aquellos que deseen explorar más a fondo la crítica a la riqueza en el Nuevo Testamento y su contexto, les recomiendo las siguientes obras académicas:

  • Carter, Warren. (2000). Matthew and the Margins: A Sociopolitical and Religious Reading. Orbis Books. Un análisis fundamental sobre cómo el Evangelio de Mateo critica las estructuras del Imperio Romano.

  • Horsley, Richard A. (1989). Sociology and the Jesus Movement. Continuum. Un estudio clásico sobre el contexto social y económico del movimiento de Jesús en Galilea.

  • Collins, John J. (2016). The Apocalyptic Imagination: An Introduction to Jewish Apocalyptic Literature. Eerdmans. Esencial para comprender el marco mental apocalíptico que subyace a la crítica radical del orden presente.

  • Metzger, Bruce M. (1994). A Textual Commentary on the Greek New Testament. Deutsche Bibelgesellschaft. La herramienta indispensable para analizar las variantes textuales del Nuevo Testamento, incluyendo la de "camello" vs. "cuerda".

Espero que estas pistas les sean de utilidad en su propio camino de estudio. Recuerden que la investigación seria es un diálogo constante con las fuentes y con otros investigadores.

Llegamos así al final de este análisis detallado. Agradezco de corazón su tiempo y su confianza al acompañarme a desentrañar una de las imágenes más poderosas y desafiantes de los Evangelios. Hemos visto que, lejos de ser un simple proverbio, es una pieza compleja de retórica, crítica social y teología radical. Recuerden que no exploran estas complejidades en un espacio huérfano; mi compromiso como investigador es constante. Mientras tenga la salud y los conocimientos, estaré aquí para guiarles y aprender juntos. Si desean saber más sobre mi proyecto general y mi trayectoria, pueden visitar la sección Quién Soy. Sus comentarios, dudas o aportes son, como siempre, el alma de esta comunidad. ¡Sigamos descubriendo juntos!

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