Orígenes del Hablar en Lenguas: Entre la Profecía Judía y el Éxtasis Griego
Estimada comunidad de 'Ciencia Bíblica', en nuestro artículo introductorio, establecimos un mapa conceptual para entender la glosolalia como un fenómeno humano complejo y transcultural. Ahora, equipados con ese marco, nos adentramos en el corazón de la cuestión histórica: ¿de dónde surge la práctica del "hablar en lenguas" en el cristianismo primitivo? Durante mucho tiempo, el debate ha estado atrapado en una falsa dicotomía: o fue una creación divina sin precedentes en Pentecostés, o fue un simple préstamo de los cultos extáticos del mundo grecorromano.
La realidad, como suele ocurrir en la historia de las religiones, es mucho más fascinante y compleja. En este análisis, argumentaremos que la glosolalia cristiana no tiene un origen puro, sino que es el resultado de una convergencia de tradiciones en tensión. El cristianismo primitivo forjó un fenómeno nuevo al reinterpretar el lenguaje del éxtasis a través de una lente cristológica y escatológica única. Para ello, bebió de tres fuentes principales: la herencia de la profecía extática de la Biblia Hebrea, la rica teología del lenguaje celestial del judaísmo apocalíptico y las formas de expresión que resonaban en su entorno grecorromano. Les invito a rastrear estas raíces para comprender cómo se forjó una de las prácticas más distintivas del cristianismo carismático.
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El Espíritu Invasor: La Profecía Extática como Precedente en la Biblia Hebrea
Si buscamos en la Biblia Hebrea (el Tanaj) una práctica idéntica a la glosolalia neotestamentaria, la respuesta corta es no, no la encontraremos. Sin embargo, lo que sí encontramos es el precedente conceptual indispensable para su surgimiento: el fenómeno de la profecía extática, donde el Espíritu de Dios (רוּחַ, rûaḥ) se apodera de un individuo, llevándolo a un estado alterado de conciencia y a una forma de habla que escapa al control racional.
El ejemplo más claro es el comportamiento descrito con el verbo hebreo הִתְנַבֵּא (hitnabbē’). En los relatos del libro de 1 Samuel (capítulos 10 y 19), vemos cómo el espíritu de YHWH cae sobre el rey Saúl y sus hombres, y ellos "comienzan a profetizar" (וַיִּתְנַבְּאוּ, wayyitnabbə’û). Como analiza el erudito Géza Vermes, este comportamiento no es un discurso oracular coherente, sino una manifestación física y vocal de una "inspiración invasiva" o un "dominio espiritual transitorio". Es un modelo de habla inspirada que no se origina en la mente del individuo, sino que es producida por una fuerza externa. Este es el marco fundamental: la creencia en un Espíritu que puede tomar el control de los órganos del habla de una persona.
Esta herencia judía también proporciona los textos clave que serán reinterpretados por los primeros cristianos. Un caso paradigmático es Isaías 28:11 ("porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo"), que en su contexto original es una amenaza de juicio a través de invasores asirios cuyo idioma sonará como un balbuceo incomprensible. Siglos más tarde, el apóstol Pablo, utilizando un método exegético que el erudito Richard B. Hays ha denominado "ecos de la Escritura", reinterpreta tipológicamente este pasaje en 1 Corintios 14:21 para argumentar que las lenguas son una señal para los incrédulos.
Finalmente, la pneumatología (la doctrina sobre el espíritu) del judaísmo del Segundo Templo estaba cargada de una intensa expectativa escatológica. La famosa profecía de Joel 3:1-2, que promete un derramamiento masivo del Espíritu sobre "toda carne" en los últimos días, se convierte en el texto fundacional para la teología de Pentecostés en Hechos 2. Como ha explorado John R. Levison en sus estudios sobre el Espíritu en el judaísmo, existía la convicción de que la era mesiánica estaría marcada por una intensificación sin precedentes de la actividad del Espíritu. La glosolalia, para los primeros cristianos, no será vista como un simple éxtasis, sino como la prueba tangible de que esa era escatológica había comenzado.
"Lenguas de Ángeles": El Lenguaje del Cielo en la Apocalíptica Judía y Qumrán
Si la tradición profética de la Biblia Hebrea proporcionó el marco de un Espíritu que puede "invadir" a una persona e inspirar un habla extática, fue el judaísmo del período del Segundo Templo el que proveyó la gramática conceptual para la idea de un lenguaje celestial. Durante esta época, especialmente en los círculos apocalípticos y místicos, se desarrolló una sofisticada teología del lenguaje revelado, donde la comunicación con el cielo a menudo implicaba la capacidad de hablar o comprender el idioma de los ángeles.
Textos como 1 Enoc y el Testamento de Job describen a los videntes siendo transportados en éxtasis a las esferas celestiales, donde son testigos y a veces participantes de la liturgia angélica. Como ha estudiado la erudita Martha Himmelfarb, el ascenso celestial a menudo culmina en una transformación del vidente que le permite unirse al coro de los ángeles, hablando su mismo lenguaje. Esta idea, que los especialistas denominan angeloglosia, es el antecedente conceptual más directo para la famosa alusión del apóstol Pablo en 1 Corintios 13:1: "Si yo hablase lenguas humanas y angélicas...". La posibilidad de hablar un lenguaje no humano, celestial, ya formaba parte del imaginario religioso judío mucho antes del surgimiento del cristianismo.
Esta convicción de que la comunidad terrenal podía participar en la liturgia celestial alcanzó una de sus expresiones más profundas en la comunidad sectaria de Qumrán. Aunque no tenemos evidencia de que practicaran la glosolalia como la conocemos, sus escritos, como los Himnos de Acción de Gracias (1QHª) y, sobre todo, los Cánticos del Sacrificio Sabático (4QShirShabb), están repletos de un lenguaje poético que describe la comunión de la asamblea terrenal con las asambleas de los ángeles. Como argumenta el erudito Eibert Tigchelaar, la comunidad de Qumrán creía firmemente que, a través de su liturgia inspirada, ya estaban participando en el lenguaje del cielo.
Aunque la idea de un lenguaje celestial es un claro precedente, la manifestación cristiana de la glosolalia la transformó radicalmente. Como podemos ver en la tabla comparativa, la angeloglosia apocalíptica era típicamente una experiencia de un vidente individual y de élite, cuya función era describir la liturgia celestial en un contexto visionario y esotérico. En cambio, la glosolalia en el cristianismo primitivo fue democratizada: se presentó como un don disponible para cualquier miembro de la comunidad. Su función no era describir el cielo, sino servir como una señal escatológica del derramamiento del Espíritu, para la edificación de la iglesia y como una forma de oración, todo ello en el contexto de la asamblea litúrgica pública. Esta resignificación de un concepto preexistente es un ejemplo perfecto de la innovación teológica del cristianismo primitivo.
Ecos del Mundo Pagano: El Éxtasis en los Oráculos y Cultos Grecorromanos
Mientras que las tradiciones judías proporcionaron la gramática conceptual del lenguaje revelado, el entorno grecorromano en el que nació el cristianismo aportó las formas performativas y los modelos de éxtasis que contextualizan su recepción. Es fundamental aproximarse a este tema con una estricta advertencia metodológica contra la "paralelomanía", el error de inferir una influencia directa a partir de una similitud superficial. No se trata de argumentar que el cristianismo "copió" prácticas paganas, sino de reconocer que operaba en un mundo donde el éxtasis religioso y el habla inspirada eran fenómenos conocidos.
El ejemplo más famoso de éxtasis oracular es la Pitia de Delfos, la sacerdotisa de Apolo. Se creía que, en un estado de trance o enthousiasmos (literalmente, "ser habitado por el dios"), pronunciaba sonidos y palabras ininteligibles que luego eran interpretados por los sacerdotes del templo para formar oráculos coherentes. Este modelo de "vocalización extática + interpretación sacerdotal" ofrece un paralelo funcional sorprendentemente similar a la dinámica que el apóstol Pablo describe en 1 Corintios 14, donde el don de lenguas debe ir acompañado del don de interpretación para que sea inteligible para la comunidad.
Además del éxtasis individual, el mundo grecorromano conocía bien el éxtasis colectivo. Ritos como los de Dionisio (Baco para los romanos) y Cibeles utilizaban música rítmica, danzas y vino para inducir estados de manía o frenesí colectivo. Como analiza el historiador de las religiones Walter Burkert, estos cultos ofrecían a sus participantes una experiencia de disolución del yo y de unión con lo divino. Para un observador externo en una ciudad cosmopolita como Corinto, una asamblea cristiana donde varias personas hablaran en lenguas simultáneamente podría haber parecido similar a estos ritos paganos. Esto explica la insistencia casi ansiosa de Pablo en el orden y el decoro en el culto: "Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos?" (1 Corintios 14:23).
Es crucial, como advierte el erudito Martin Hengel, distinguir la analogía de la derivación. La innovación cristiana no fue la experiencia del éxtasis en sí, sino su radical resignificación. Los primeros cristianos enmarcaron la experiencia extática dentro de una teología del Espíritu Santo, la vincularon a la persona de Jesucristo y la subordinaron a una ética comunitaria del amor (agápē) y la edificación mutua. Este será un punto central cuando analicemos en detalle los desafíos de el hablar en lenguas en la Iglesia primitiva.
La Síntesis Cristiana: Cómo se Forjó un Fenómeno Teológico Nuevo
Después de haber rastreado las raíces de la profecía extática en la Biblia Hebrea, la idea del lenguaje celestial en el judaísmo apocalíptico y los análogos funcionales en el mundo grecorromano, llegamos al punto crucial: la innovación del cristianismo primitivo. El hablar en lenguas, tal como aparece en las comunidades paulinas y en el libro de los Hechos, no es una simple suma de estas influencias, sino una síntesis creativa y una resignificación radical. Los primeros cristianos tomaron elementos de su entorno cultural y religioso y los refundieron en el crisol de su nueva fe en Jesús como Mesías, forjando un fenómeno teológico nuevo.
La innovación cristiana se manifiesta en tres áreas clave. Primero, democratizó el éxtasis. Mientras que la profecía extática en el Tanaj era a menudo un evento esporádico y la angeloglosia apocalíptica era la experiencia de una élite de videntes, la glosolalia en el cristianismo primitivo se presentó como un charisma (don de gracia) potencialmente disponible para todos los creyentes, sin distinción de estatus, género o educación. Era la manifestación visible de la promesa de Joel, cumplida en Pentecostés: el Espíritu se derramaba sobre "toda carne".
Segundo, resignificó la función del habla extática. Ya no era simplemente una manifestación de posesión divina o un eco de la liturgia celestial. Para los primeros cristianos, la glosolalia se convirtió en la señal tangible del cumplimiento escatológico. Era la prueba de que la era mesiánica había irrumpido en la historia con la muerte y resurrección de Jesús. Hablar en lenguas era experimentar, en el presente, el poder del mundo venidero.
Tercero, y quizás lo más importante, subordinó el éxtasis a una ética comunitaria. A diferencia de los cultos mistéricos, donde la experiencia individual de disolución del yo era a menudo el objetivo final, Pablo insiste en 1 Corintios 12-14 en que el valor de cualquier don espiritual se mide por su capacidad para "edificar" a la comunidad. El amor (agápē) se convierte en el criterio hermenéutico supremo que regula el uso de los carismas. La glosolalia, si no contribuye al bien común a través de la interpretación, debe ser restringida en el culto público. Esta regulación ética del éxtasis es, quizás, la contribución más distintiva y original del cristianismo primitivo al panorama de las religiones extáticas del mundo antiguo. Esta será la clave para entender las tensiones y debates que exploraremos en nuestro próximo artículo sobre las interpretaciones teológicas del hablar en lenguas a lo largo de la historia.
Conclusión: Una Convergencia Creativa y Polémica
Hemos llegado al final de nuestro recorrido por las complejas raíces del hablar en lenguas en el cristianismo primitivo. La evidencia nos muestra que la glosolalia no surge de la nada en Pentecostés. Es, más bien, el resultado de una convergencia fascinante y una resignificación radical de ideas y prácticas preexistentes.
Hereda el Marco Judío: Hemos visto que la creencia en un Espíritu divino que puede inspirar un habla extática (el precedente de la profecía en el Tanaj) y la aspiración a un lenguaje celestial para comunicarse con lo divino (la angeloglosia de la literatura apocalíptica) constituyen el fundamento conceptual indispensable para la glosolalia cristiana. Sin este suelo judío, el fenómeno sería incomprensible.
Comparte un Contexto Grecorromano: Al mismo tiempo, el cristianismo nació en un mundo donde las prácticas extáticas, como las de los oráculos y los cultos mistéricos, eran una realidad conocida. Esto creó tanto un punto de contacto cultural como una necesidad urgente de diferenciación, lo que explica la insistencia de Pablo en el orden y la ética.
Innova en su Teología y Función Social: La innovación crucial del cristianismo primitivo fue sintetizar estas corrientes y transformarlas. Democratizó el éxtasis, resignificó la glosolalia como la señal del cumplimiento de los tiempos escatológicos y, de manera decisiva, la subordinó a la edificación de la comunidad a través del amor (agápē).
En última instancia, la glosolalia cristiana no es un simple vestigio arcaico de una religiosidad extática, sino una arquitectura ritual y teológica diseñada para fundar una nueva economía del Espíritu: descentralizada, carismática y saturada de la convicción de que el futuro de Dios había irrumpido en el presente.
Lecturas Recomendadas para Profundizar
Para aquellos que deseen explorar más a fondo los orígenes del hablar en lenguas y su contexto, les recomiendo las siguientes obras académicas:
Keener, Craig S. (2005). Gift & Giver: The Holy Spirit for Today. Baker Academic. Ofrece una perspectiva académica pentecostal bien documentada.
Hays, Richard B. (1989). Echoes of Scripture in the Letters of Paul. Yale University Press. Fundamental para entender cómo Pablo reinterpreta la Biblia Hebrea.
Levison, John R. (2009). Filled with the Spirit. Eerdmans. Un estudio exhaustivo sobre el concepto del Espíritu en el judaísmo del Segundo Templo y el cristianismo primitivo.
Hengel, Martin. (1974). Judaism and Hellenism: Studies in Their Encounter in Palestine During the Early Hellenistic Period. Fortress Press. Una obra clásica sobre la interacción entre las culturas judía y griega.
Espero que estas pistas les sean de utilidad en su propio camino de estudio. Recuerden que la investigación seria es un diálogo constante con las fuentes y con otros investigadores.
Agradezco de corazón su tiempo y su confianza al acompañarme en este análisis de los orígenes de un fenómeno tan complejo. Hemos visto que, lejos de ser simple, es el resultado de una rica historia de interacciones culturales y de una profunda innovación teológica. Les invito a continuar conmigo en el próximo artículo de la serie, donde exploraremos el hablar en lenguas en la Iglesia primitiva. Recuerden que no exploran estas complejidades en un espacio huérfano; mi compromiso como investigador es constante. Mientras tenga la salud y los conocimientos, estaré aquí para guiarles y aprender juntos. Sus comentarios, dudas o aportes son, como siempre, el alma de esta comunidad. ¡Sigamos descubriendo juntos!
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