Del Anuncio al Evangelio: El Kerygma Primitivo y su Viaje de la Voz a la Narrativa
Estimada comunidad de Ciencia Bíblica, hoy abrimos un artículo que es, quizás, el corazón de todo lo que estudiamos con respecto a las comunidades creyentes en Jesús: el "anuncio" fundacional del cristianismo. Antes de que existiera la palabra "Evangelio" como un libro, antes de que los autores de Mateo, Marcos, Lucas o Juan tomaran la pluma, existió una proclamación oral, urgente y explosiva. La erudición crítica llama a este núcleo el Kerygma. Este análisis es el paso lógico después de haber identificado el núcleo auténtico del Pablo histórico, ya que es precisamente en sus cartas donde encontramos el acceso más temprano a este anuncio.
Índice de Contenidos
¿Qué es el Kerygma? Definiendo el "Anuncio" Primitivo
Pero, ¿Qué es exactamente el Kerygma (del griego κήρυγμα)? El término significa "proclamación" o "anuncio de un heraldo". Es fundamental distinguirlo de la didachē (enseñanza). El Kerygma no era una catequesis exhaustiva sobre cómo vivir; no era un sistema teológico completo. Era un conjunto de afirmaciones públicas, concisas y potentes, diseñadas para un solo propósito: convocar a la conversión (metanoia) y a la pertenencia a la nueva comunidad escatológica, pero no fue compuesto con esa finalidad en sentido pedagógico o moralizante, sino como anuncio de un hecho escatológico que, por su propia naturaleza, exigía respuesta.
La erudición clásica, con gigantes como C. H. Dodd (quien lo vio como una "historia de salvación") y Ernst Käsemann (quien subrayó su carácter apocalíptico), ayudó a definirlo. El consenso crítico actual, en diálogo con eruditos como Udo Schnelle y Jens Schröter, ha logrado reconstruir su esqueleto básico, reconociendo que nunca accedemos a un Kerygma "puro", sino siempre mediado por la teología de nuestras fuentes.
Este anuncio central, cuya forma más temprana encontramos en la fórmula prepaulina de 1 Corintios 15:3-5, incluía:
- La Muerte Interpretada: Jesús murió "por nuestros pecados" (1 Cor 15:3), una fórmula interpretada teológicamente por las primeras comunidades. 
- La Sepultura: El hecho fáctico que validaba la muerte, incluido explícitamente en la tradición transmitida en 1 Cor 15:4. Es parte del paralelismo binario muerte → sepultura / resurrección → apariciones, funciona como garantía teológica y factual de que la resurrección no es mera supervivencia espiritual (phantasma), pero no tiene aún función apologética en sentido lucano o joánico (eso vendrá después, cuando el sepulcro vacío se use como argumentum fidei). 
- La Resurrección: El evento central, validado por apariciones testimoniales. 
- La Exaltación: Su entronización como Kyrios (Señor) y Christos (Mesías). 
- El Cumplimiento: La afirmación de que todo esto cumplía las Escrituras Judías. Este recurso hermenéutico se conoce como relecturas escriturales de tipo pesher, una práctica propia del judaísmo del Segundo Templo (véase el uso en Qumrán) que muestra la matriz conceptual de la época, un contexto que comparte influencias con otras corrientes de pensamiento como las que analizamos en nuestro artículo sobre los secretos persas en la Biblia. 
- El Llamado: La implicación existencial: arrepentimiento y bautismo. 
Para clarificar esta estructura fundamental, he preparado la siguiente tabla sinóptica que resume los componentes centrales del Kerygma tal como aparecen en nuestras fuentes más tempranas.
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| Tabla: El Kerygma Primitivo: Componentes Centrales (1 Cor 15 vs. Hechos) | 
En este artículo, no analizaremos el Kerygma desde la apologética (buscando "probarlo") ni desde la dogmática (dándolo por sentado), sino desde una metodología estrictamente histórico-crítica. ¿Cómo esta proclamación oral se transformó en las complejas narrativas escritas que llamamos Evangelios?
Para responder a esto, usaremos las herramientas de la erudición Q1: la Crítica de Formas (Formgeschichte), que nos ayuda a rastrear las pequeñas unidades orales; la sociología de la religión (siguiendo a Theissen y Meeks), para entender por qué fue persuasivo; y los estudios de memoria social (social memory studies), con referentes actuales como James D.G. Dunn (Jesus Remembered), Chris Keith y Anthony Le Donne, que explican cómo los grupos recuerdan y adaptan creativamente sus historias fundacionales.
Este es el fascinante viaje del "anuncio" al "Evangelio", de la voz al texto.
La "Fórmula Cero": 1 Corintios 15 y el Kerygma Pre-Paulino
Si queremos acceder al Kerygma en su estado más temprano, nuestra fuente primaria indiscutible no son los Evangelios, sino las cartas del Pablo histórico. Específicamente, un pasaje de su Primera Epístola a los Corintios, escrita alrededor del 54-55 d.C. para una comunidad vibrante y conflictiva que ya analizamos en nuestro artículo sobre el cristianismo en Corinto.
En el capítulo 15, Pablo necesita fundamentar la resurrección frente a algunas dudas de esa comunidad. Para hacerlo, no recurre a su propia autoridad, sino que cita lo que la erudición llama una fórmula confesional temprana (o tradición prepaulina), una tradición solemne que él mismo recibió años antes. El análisis filológico aquí es crucial. Pablo usa dos verbos técnicos: "recibí" (parélabon, παρέλαβον) y "transmití" (parédōka, παρέδωκα). Como ha demostrado la erudición (Joachim Jeremias, E. Käsemann), estos son los términos griegos exactos que equivalen a los términos técnicos hebreos (kibel y masar) usados para la transmisión fidedigna de una tradición autoritativa.
Pablo está diciendo: "Esto no me lo inventé yo. Esto es el fundamento que me entregaron". El texto (1 Cor 15:3-8) dice:
"Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció [ōphthē, ὤφθη] a Cefas (Pedro), y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez... Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí."
El valor histórico de esta fórmula es incalculable. Si Pablo escribe esto en el 54 d.C. y afirma haberlo "recibido" (probablemente en Antioquía o Jerusalén tras su conversión, ca. 35-36 d.C.), el consenso crítico (desde Käsemann hasta Larry Hurtado y Gerd Lüdemann) sitúa la datación de esta fórmula confesional en una fecha extraordinariamente temprana: entre el 35 y el 40 d.C. Muchos eruditos de primer nivel (como Joachim Jeremias, James D.G. Dunn y Larry Hurtado) la consideran "la tradición más antigua que poseemos del cristianismo", transmitida originalmente en arameo en el contexto de la comunidad de Jerusalén.
Esto nos sitúa a muy pocos años de la crucifixión, en un contexto de tradición aramea y cuando la memoria de los testigos primarios estaba plenamente activa.
Desde un análisis histórico-crítico, esta fórmula confesional establece que el núcleo de la fe primitiva no era la biografía de Jesús ni sus enseñanzas éticas, sino la afirmación de eventos (muerte, sepultura, resurrección) validados por dos pilares:
- La Legitimación Hermenéutica: La frase "conforme a las Escrituras" es la clave. La muerte y resurrección no se entendieron como un accidente trágico, sino como el cumplimiento del plan divino preanunciado. 
- La Legitimación Testimonial: La lista de apariciones (a Pedro, a los Doce, a Santiago, a los 500...). Es importante matizar que la erudición crítica (p.ej. Käsemann) sugiere que esta secuencia (Pedro, los Doce, los 500, Santiago, todos los apóstoles, Pablo) refleja un esquema apologético estructurado para fundamentar la autoridad testimonial, más que un registro cronológico exacto de los eventos. 
Es fundamental matizar, como lo hace la erudición contemporánea (por ejemplo, Dale C. Allison Jr.), que el término griego para "apareció" (ōphthē, ὤφθη) no debe entenderse en el sentido moderno de "ver con los ojos". El término se usaba en la Septuaginta (la traducción griega de las escrituras hebreas) para describir teofanías (apariciones divinas) y, en el contexto neotestamentario, parece cubrir un espectro de experiencias que van desde la visión corporal hasta la experiencia visionaria o extática. El análisis crítico no juzga la naturaleza del evento, sino que constata que la proclamación se basaba en la experiencia de los testigos, quienes afirmaban haber visto a Jesús resucitado.
Por último, el hecho de que esta fórmula sea transmitida por el Pablo histórico, en una de sus cartas auténticas, le otorga un peso documental que trasciende al de narrativas escritas décadas después.
El Kerygma en Expansión: De los Discursos de Hechos a los Evangelios
Si 1 Corintios 15 nos da el Kerygma en su forma "pura", los Hechos de los Apóstoles y los Evangelios nos muestran ese mismo Kerygma siendo "puesto en escena", adaptado, interpretado y expandido para responder a las necesidades de comunidades que ya no vivían en el año 35 d.C., sino en el 70, 80 o 90 d.C.
Los Discursos Kerygmáticos en Hechos
Los discursos que encontramos en los Hechos de los Apóstoles (los de Pedro en Hechos 2, 3, 10; o el de Pablo en Hechos 13) son un desafío metodológico. A primera vista, parecen ser transcripciones del Kerygma primitivo. Sin embargo, aquí es donde debemos aplicar la herramienta de la Crítica de la Redacción (Redaktionsgeschichte).
Esto significa que debemos reconocer que estos discursos son, en gran medida, composiciones lucanas. Es decir, es el autor, Lucas, quien los escribe. Esto no era un engaño; seguía la práctica estándar de la historiografía helenística (como la de Tucídides), donde un historiador escribía el discurso que consideraba verosímil y teológicamente apropiado para la ocasión. Estos discursos reflejan la gran agenda teológica de Lucas: la Heilsgeschichte (Historia de la Salvación), un término acuñado por eruditos como Hans Conzelmann para describir la visión lucana de un plan de Dios ordenado que se mueve de Israel, pasa por Jesús y llega a la Iglesia gentil. Lucas selecciona y estiliza discursos siguiendo patrones de la retórica griega (el protrepticus).
Sin embargo, aunque la forma es de Lucas, la mayoría de los críticos (desde Martin Dibelius y Ernst Haenchen hasta Richard Pervo) consideran que, si bien son composiciones teológicas lucanas, preservan un contenido kerygmático arcaico, utilizando fórmulas y estructuras que provienen de la tradición más antigua. Lo que hace Lucas es construir una teología narrativa del kerygma.
- Cumplimiento de las Escrituras: Se proclama que los acontecimientos en Jesús constituyen el cumplimiento de las promesas divinas a Israel. Sitúa el kerygma dentro del marco de la fidelidad de Dios a su plan histórico–salvífico (Lc 24:44; Hch 2:16–21;3:18). Este es el puente con la hermenéutica pesher del Segundo Templo. 
- Ministerio y Crucifixión: Se acusa a los líderes por la crucifixión: Jesús, ungido por Dios, realizó señales y fue rechazado; los líderes lo entregaron a la muerte. Se transforma el escándalo de la cruz en parte del plan divino (dei pathein, δεῖ παθεῖν) (Hch 2:22–23; 3:13–15; 10:38–39). 
- Resurrección y Exaltación: Se interpreta que Dios vindica a Jesús resucitándolo y sentándolo como Kyrios (Señor) y Christos (χριστός). Reafirma la legitimación divina del crucificado y funda la autoridad mesiánica de Jesús (Hch 2:24–36; 3:15; 5:30–31). 
- Llamado al Arrepentimiento: Se invita a responder con metanoia (cambio de orientación) y adhesión comunitaria mediante el bautismo. Conecta la proclamación con la respuesta existencial y la incorporación al pueblo escatológico. (Hch 2:38; 3:19; 10:43). La metanoia es el efecto performativo de la proclamación, no un elemento más del kerygma. 
Del Anuncio a la Narrativa: El Nacimiento de los Evangelios
El Kerygma era la afirmación urgente: "¡Cristo murió por nuestros pecados y resucitó!". Pero esta proclamación, inevitablemente, generó preguntas en las nuevas comunidades: ¿Quién era ese Jesús? ¿Cómo vivió? ¿Por qué exactamente lo mataron? ¿Qué dijo sobre el Reino de Dios? ¿Qué sucedió en su última cena?
Los Evangelios son la respuesta narrativa a esas preguntas. Son la "expansión" del Kerygma. La Crítica de las Formas (Formgeschichte), la escuela clásica de eruditos como Rudolf Bultmann, analizó cómo pequeñas unidades orales (dichos, milagros, controversias) circularon independientemente antes de ser "ensartadas como perlas en un hilo" por los evangelistas.
Hoy, la erudición internacional (representada por Gerd Theissen, Jens Schröter y los Estudios de Memoria Social) ha refinado esta visión. Bultmann tendía a interpretar el Kerygma en clave de "mito" existencial (un llamado a la decisión); la investigación actual, en cambio, lo entiende como una memoria social reinterpretada: una interacción compleja entre el evento histórico, la memoria colectiva de la comunidad y la teologización de los autores.
Veamos cómo cada Evangelio expandió el Kerygma de manera diferente:
- Marcos (ca. 70 d.C.): Es la narrativa más primitiva. Resulta fascinante que el final original termine en 16:8, como atestiguan nuestros manuscritos más antiguos y fiables (como el Códice Sinaítico y el Vaticano). Los "finales largos" que encontramos en otras Biblias son añadidos posteriores. Este final abrupto (las mujeres encuentran la tumba vacía, un joven les da el anuncio kerygmático y ellas huyen con temor y no dicen nada) subraya que el Kerygma es la proclamación del hecho divino, no una descripción detallada de la aparición. El cómo se desarrolló esta narrativa es el tema central de nuestro análisis sobre La Tumba Vacía de Jesús: ¿Hecho Histórico o Leyenda Fundacional?. 
- Mateo y Lucas (ca. 80-90 d.C.): Usan a Marcos como fuente. Mateo, escribiendo para una comunidad judeocristiana, estructura las apariciones en Galilea (Mateo 28), culminando en la Gran Comisión misionera. Lucas, en cambio, sitúa todas las apariciones en Jerusalén, el centro de su Heilsgeschichte. Además, para combatir, quizás, ideas docetistas (que Jesús era solo un espíritu), Lucas detalla la naturaleza física de la aparición: come pescado y les muestra sus manos y pies (Lucas 24). 
- Juan (ca. 90-100 d.C.): Es la expansión más tardía y teológicamente reflexiva. Juan usa las escenas (María Magdalena, Tomás) no solo para "probar" la resurrección, sino para explorar la naturaleza de la fe post-pascual, teologizando sobre la fe "sin haber visto" (Juan 20:29), un tema central para su comunidad. 
El Kerygma era la semilla; los Evangelios son los árboles completamente desarrollados, cada uno creciendo en un terreno teológico diferente, pero todos surgiendo de esa proclamación original que ya analizamos en 1 Corintios 15: "Cristo murió". Y la expansión narrativa de ese "murió" es precisamente lo que exploramos en los relatos de la Última Cena y su profundo análisis académico.
La Sociología de la Persuasión: ¿Por Qué Creyeron en el Kerygma?
La pregunta de por qué esta proclamación resultó persuasiva no se responde desde la dogmática, sino desde la sociología del cristianismo primitivo. La erudición, siguiendo los trabajos fundacionales de Gerd Theissen y Wayne Meeks, ha demostrado que la conversión no fue un evento de masas, sino un proceso de difusión capilar a través de redes sociales preexistentes.
El vehículo de transmisión del Kerygma fue el oikos (la "casa" o unidad doméstica). El mensaje se movía a través de lazos familiares, de patronazgo y de comercio. Pero, ¿por qué resultaba creíble?
La Autoridad Carismática y el Criterio de Dificultad
La persuasión no se basaba en la elocuencia filosófica (Pablo la descarta explícitamente en 1 Corintios), sino en lo que el sociólogo Max Weber denominó "autoridad carismática". El Kerygma se sostenía sobre la credibilidad y la convicción absoluta de los testigos primarios. La proclamación de 1 Corintios 15 no es solo una lista de teología, es una lista de testigos: Pedro (Cefas) y Santiago (Jacobo, el hermano de Jesús) eran los "pilares" de la comunidad de Jerusalén, siendo Santiago quien presidía.
Aquí encontramos un punto fascinante: el rol de María Magdalena. En las narrativas evangélicas, ella es la primera testigo de la resurrección. Desde una perspectiva histórico-crítica, esto es asombroso. En el contexto jurídico judío del siglo I, el testimonio de una mujer tenía un valor legal limitado o nulo. Esto nos lleva al "criterio de dificultad", un pilar del análisis crítico: es altamente improbable que la Iglesia primitiva inventara a una mujer como su testigo principal. Habría sido una elección apologética desastrosa. Eruditos de amplio consenso, como N.T. Wright o James D.G. Dunn, han subrayado esta improbabilidad como un argumento de peso a favor de su plausibilidad histórica. La única razón para que su nombre figure tan prominentemente en la tradición es que ella, de hecho, fue la primera en proclamar el Kerygma. Fue una de las varias mujeres clave, como Junia en Romanos 16:7, cuyo rol entre los apóstoles hemos analizado, que jugaron un papel fundacional.
Finalmente, la mención de "más de 500 hermanos" (1 Cor 15:6) funcionaba, como señala el historiador L. Michael White, como una apelación a un testimonio colectivo verificable. Es crucial matizar que no tenemos ninguna otra fuente que confirme este evento grupal, su inclusión en esta fórmula tan temprana es significativa como recurso retórico y social: Pablo estaba diciendo a los corintios (ca. 54 d.C.) "vayan y pregunten; la mayoría de ellos sigue viva". Era una base social que fundamentaba la proclamación.
El Kerygma Visto desde Fuera: Josefo y la Polémica Rabínica
Si bien el Kerygma se forjó dentro del horizonte del judaísmo del Segundo Templo (no del judaísmo rabínico posterior), tenemos ecos significativos en fuentes no cristianas que confirman la historicidad de la proclamación.
- Fuentes Externas (Josefo): El historiador judío-romano Flavio Josefo, en sus Antigüedades Judías (ca. 93 d.C.), incluye un pasaje mundialmente famoso conocido como el Testimonium Flavianum (Ant. 18.63-64). El consenso crítico es absoluto en que este texto fue interpolado (retocado por copistas cristianos posteriores) para hacerlo sonar más cristiano. Sin embargo, la mayoría de los eruditos (como Louis Feldman y Alice Whealey), basándose en la hipótesis filológica de versiones árabes y siríacas del texto, sostienen que existió un núcleo auténtico no cristiano. Este núcleo probablemente describía a Jesús de forma neutral, algo como: "Por aquel tiempo apareció Jesús, un hombre sabio... obrador de hechos sorprendentes... Fue crucificado bajo Pilato, pero sus seguidores no abandonaron su lealtad... afirmaban que les había aparecido vivo al tercer día". Josefo no verifica la resurrección, pero sí verifica lo más importante para el historiador: la proclamación (el Kerygma) ya era un hecho conocido por un historiador externo décadas después. Es crucial entender que la historicidad del Kerygma, desde el análisis crítico, no reside en la verificabilidad empírica del evento proclamado, sino en la historicidad de la proclamación misma como un hecho social innegable. 
- Recepción Rabínica (La Polémica): Las fuentes rabínicas (como el Talmud) y textos polémicos como el Toledot Yeshu son cronológicamente tardíos (el Toledot Yeshu es medieval, aunque refleja tradiciones polémicas mucho más antiguas). Sin embargo, son un testimonio crucial. ¿Por qué? Porque confirman el Kerygma al intentar refutarlo. La polémica del "robo del cuerpo", que ya es atestiguada por el propio autor de Mateo (28:11-15), es el mejor ejemplo. Nadie inventa una contra-narrativa ("los discípulos robaron el cuerpo") a menos que la narrativa principal que se está expandiendo sea ("el cuerpo no está, ha resucitado"). Esta polémica, como señala el erudito Daniel Boyarin, evidencia la profunda fractura hermenéutica que el Kerygma provocó, y es un tema que tocamos en nuestro estudio sobre la historicidad de la tumba vacía. 
Contexto y Conclusión: Kerygma, Apocalíptica Judía y los Límites de la Historia
El Kerygma no surgió en un vacío intelectual (ex nihilo). Su lenguaje, aunque radical, solo era inteligible dentro de un marco mental muy específico: el del judaísmo apocalíptico del Segundo Templo.
Como han mostrado eruditos como John J. Collins y Loren Stuckenbruck, la literatura del judaísmo del Segundo Templo (1 Henoc, Daniel, Qumrán) estaba impregnada de una intensa expectativa escatológica: la inminente intervención divina, la vindicación de los justos y, crucialmente, la resurrección como evento colectivo (Daniel 12:2; 2 Mac 7). Este es el Sitz im Leben intelectual donde nace el cristianismo: un horizonte apocalíptico judío con matices propios.
Si bien antiguamente se habló de una “influencia persa” sobre estas ideas, la investigación reciente prefiere hablar de convergencias culturales en un espacio irano-mesopotámico, más que de dependencia directa. Las categorías de dualismo, juicio final y retribución postmortem no fueron importadas sincréticamente, sino reelaboradas dentro de un marco teológico monoteísta que preservó la soberanía absoluta de YHWH sobre la historia y el mal.
Sin embargo, estos paralelos solo sirven para resaltar, por contraste, la originalidad y el carácter escandaloso del Kerygma primitivo. Este tomó el lenguaje apocalíptico, pero reconfiguró radicalmente la secuencia esperada:
- El Escándalo: La proclamación de un Mesías crucificado era una contradicción teológica. En el pensamiento judío, la crucifixión era una señal de maldición (Dt. 21:23), no de exaltación. 
- La Ruptura Temporal: La proclamación de que este Mesías ya había sido resucitado individualmente (antes de la resurrección general) rompía todo el esquema escatológico. Significaba que el "Fin de los Tiempos" no era solo una esperanza futura, sino que ya había comenzado en la persona de Jesús. Como ha demostrado N.T. Wright en su obra monumental The Resurrection of the Son of God, no existe ningún paralelo real en el judaísmo o el paganismo para la afirmación de una resurrección física individual en medio de la historia, en lugar de al final de ella. 
El Viaje de la Voz al Texto: Síntesis del Modelo Causal
Este artículo ha trazado el viaje de esa proclamación radical. El modelo causal que goza del más amplio consenso crítico (desde C.H. Dodd hasta Jens Schröter) sigue siendo el más robusto para explicar cómo pasamos del Kerygma a los Evangelios:
- Etapa 1: Proclamación (Kerygma). Fórmulas confesionales orales, breves y potentes (como la de 1 Cor 15), circulan para la predicación misionera y la liturgia (ca. 30-50 d.C.). 
- Etapa 2: Interrogación y Memoria Social. La proclamación ("¡Resucitó!") genera preguntas inevitables en las nuevas comunidades ("¿Quién era él? ¿Qué dijo? ¿Por qué tuvo que morir?"). 
- Etapa 3: Desarrollo de la Tradición. La "memoria social" de la comunidad (un concepto clave de Jan Assmann, que distingue entre la "memoria comunicativa" de los testigos directos, de unos 40-80 años, y la "memoria cultural" que se institucionaliza) comienza a estabilizar relatos (dichos, milagros, parábolas, y una narrativa de la pasión) que responden a estas preguntas y dan contexto al Kerygma. 
- Etapa 4: Cristalización Narrativa (Evangelios). Finalmente, los evangelistas (Marcos primero, ca. 70 d.C.), actuando como redactores y teólogos, seleccionan, editan y estructuran estas tradiciones (orales y quizás escritas, como la "Fuente Q") para crear las narrativas teológicas coherentes que fundamentan el Kerygma para una nueva generación. 
El análisis histórico-crítico del Kerygma permite establecer, con un alto grado de plausibilidad, que muy tempranamente (antes del 40 d.C.) un núcleo de seguidores de Jesús —entre los cuales sobresalían Pedro (Cefas), los Doce y Jacobo (el hermano de Jesús)— proclamó que Jesús había muerto por los pecados y que creían firmemente que se les había aparecido vivo.
En esta primera etapa, Pedro ejercía una autoridad testimonial carismática, mientras que Jacobo asumió más tarde una función de coordinación y supervisión doctrinal en la comunidad de Jerusalén. No existía aún una estructura jerárquica formal, sino una red de liderazgos funcionales basados en el testimonio, el parentesco y la autoridad espiritual.
Pedro (Cefas) como testigo principal de las apariciones (1 Cor 15:5). Autoridad basada en la experiencia fundacional, no institucional. Los Doce como grupo simbólico que representa la restauración de Israel; autoridad colegiada, no jerárquica. Y Jacobo (Santiago), el hermano de Jesús, como autoridad administrativa y doctrinal. “Presidente” de facto de la comunidad de Jerusalén desde ca. 40 d.C.; reconocido incluso por Pablo como una de las “columnas” (Gál 2:9).
Aquí, sin embargo, la erudición Q1 traza una línea metodológica crucial. La historiografía debe distinguir entre dos conceptos alemanes: Ereignisgeschichte (la historia del "evento en sí") y Erfahrungsgeschichte (la historia de la "experiencia" de los testigos).
- La historicidad de la proclamación es un hecho innegable, verificable por sus consecuencias sociales y atestiguado por Pablo, Josefo y las polémicas rabínicas. 
- La historicidad de la convicción de los testigos (que creyeron firmemente que se les había aparecido vivo) es también un dato histórico-psicológico que el historiador debe tomar con total seriedad. 
Sin embargo, la verificabilidad empírica del evento en sí (la resurrección) no es accesible a las herramientas del historiador, pues no existen fuentes contemporáneas no cristianas que lo atestigüen. La historiografía crítica coincide en que lo verificable es la convicción de los testigos y el impacto social de esa convicción, no la naturaleza ontológica del evento. El historiador puede reconstruir con precisión la proclamación y su impacto social, pero no puede traspasar el límite metodológico para verificar la naturaleza ontológica de esa experiencia, que pertenece a otro registro de conocimiento. El Kerygma es, por tanto, el objeto histórico por excelencia: un anuncio cuyo impacto se creó en el mundo, pero cuyo origen último permanece en la intersección entre la historia, la experiencia y la fe.
Lecturas Recomendadas para Profundizar
Para aquellos que deseen explorar con mayor profundidad la fascinante reconstrucción del anuncio primitivo y su contexto, les recomiendo sinceramente algunas de las obras de referencia más importantes en este campo:
- Dodd, C. H. (1936). The Apostolic Preaching and Its Developments. Aunque es una obra clásica (publicada en 1936) y su metodología ha sido superada por la crítica de formas y la memoria social, este es el libro que definió el Kerygma para la erudición moderna. Sigue siendo el punto de partida clásico para entender el consenso académico sobre el contenido de la predicación primitiva. 
- Theissen, Gerd y Merz, Annette. (1998). The Historical Jesus: A Comprehensive Guide. Una obra monumental de más de 600 páginas que aplica de manera brillante la sociología de la religión y la crítica de formas para reconstruir el contexto del movimiento de Jesús. Es uno de los manuales más completos y utilizados en universidades Q1 para el estudio del Jesús histórico. 
- Hurtado, Larry W. (2003). Lord Jesus Christ: Devotion to Jesus in Earliest Christianity. Un estudio exhaustivo (casi 750 páginas) que traza el origen de la devoción a Jesús, reemplazando en gran medida al clásico Kyrios Christos de Wilhelm Bousset. Hurtado demuestra que la veneración de Jesús como "Señor" (Kyrios) no fue un desarrollo tardío, sino un fenómeno muy temprano anclado en las experiencias que dieron forma al Kerygma. 
- Allison Jr., Dale C. (2005). Resurrecting Jesus: The Earliest Christian Tradition and Its Interpreters. Un análisis exhaustivo y críticamente riguroso de las tradiciones de la resurrección. Allison disecciona con maestría las fuentes, las experiencias visionarias y los límites de la investigación histórica. Es un ejemplo magistral de erudición Q1, considerado uno de los estudios más equilibrados sobre el tema. 
- Schröter, Jens. (2013). From Jesus to the New Testament. Representa la vanguardia de la erudición alemana contemporánea (traducción de su obra de 2007). Schröter integra de manera sofisticada los estudios de memoria social para explicar el complejo viaje desde el Jesús histórico, pasando por el Kerygma, hasta la formación de los Evangelios y el Canon del Nuevo Testamento. 
Espero que estas pistas les sean de utilidad en su propio camino de estudio. Recuerden que la investigación seria es un diálogo constante con las fuentes y con otros investigadores.
Agradezco de corazón su tiempo y su confianza al acompañarme en este análisis técnico, que nos ha llevado al corazón mismo del cristianismo primitivo. Hemos puesto en práctica las herramientas de la erudición (crítica de formas, crítica de la redacción, sociología y memoria social) para rastrear el punto de ignición teológica que dio origen a los Evangelios. Recuerden que no exploran estas complejidades en un espacio huérfano; mi compromiso como investigador es constante. Si desean saber más sobre mi proyecto general y mi trayectoria, pueden visitar la sección Quién Soy. Sus comentarios, dudas o aportes son, como siempre, el alma de esta comunidad. ¡Sigamos descubriendo juntos!
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